Tesoros de un Mendigo: 2007

Era casi ya mitad de ciclo y el estar en la universidad no ocupaba mi mente ni mi tiempo, mi cuarto sólo eran paredes vacías, en donde ningún artefacto tecnológico podía llenar esta soledad que embargaba mis pensamientos, mi cuerpo la extrañaba y ni que decir de mis labios; si pues aquellos mordiscos suaves y excitantes que me dabas en un verano corto. Este deseo crecía cuando cerraba los ojos y no te encontraba, por más que lo intentaba.
Miles de cosas pasaban en mi mente y las preguntas que me llegaban como comentarios de hi5 de algún artista conocido trataban de volverme loco… ¿díganme pues quien puede vivir así? Nadie entendía mi conducta ni siquiera mis amigos, por ultimo ni yo me entendía. Sabía que tenía que hacer algo, pero cada vez que intentaba salir de aquel vacío, ella encontraba la forma de sumergirme nuevamente dentro de sí.
Ya nada me importaba lo único que deseaba era verla y sentir una vez más todo ese conjunto de emociones que experimentaba sólo en sus dominios, así que decidí ir tras ella. Sin más que una mochila vieja prestada y unos billetes que a la suma no superaban las seis décimas, abandone mi hogar dejando dicho: “en dos días regreso”, sin pensar que esos días se multiplicarían hasta convertirse en una semana de ausencia y los cuales en mi cuarto vacío me esperaba con una soledad única que ni el mismo desierto podría ser tan desolador comparado con aquella habitación.
Estando en un bus me preguntaba si ella aún me estaría esperando, que haría cuando nuestras miradas se crucen ¿me abrazara? ¿me besara? O simplemente dirá un frió ”hola”, todo eso ocurría hasta que algo distrajo mi interrogatorio unipersonal. El destino como advirtiéndome que mi viaje sería un desperdicio de tiempo hizo que los frenos del bus hicieran que éste no pudiera continuar, pero yo terco en mi decisión aborde otro y proseguí con mi destino el cual no pienso describir.
Pasaron muchas horas y las ventanas opacadas en el bus anunciaban que estaba en el lugar esperado, un frió que estremecía el cuerpo del más caluroso de los pasajeros, nos daba la bienvenida; a pesar de todo esto yo no sabía como poder explicitar la emoción que me embargaba.Aun la luna iluminaba vagamente las calles de este lugar y mis ansias por ir a buscarla tenían que esperar a que amanezca completamente. Los minutos pasaban y sólo un cigarrillo que se extinguía rápidamente me acompañaba, por fin pude ver a lo lejos los primeros rayos de sol y de inmediato cogí la mochila que yacía tirada en el suelo y me fui a verla.
Unos silbidos que ella reconocería creí que serían suficientes para que ella habrá su puerta y pueda veme... pasaron cinco minutos, luego diez y cuando ya estaba dispuesto a retirarme pude divisar de reojo que la puerta se abría ligeramente. Era ella y lucía la ropa ajada, en su rostro reflejaba la salida de un fin de semana que no compartió conmigo.
Con los ojos a medio cerrar me observó y se quedó inmóvil y ni siquiera dijo un frió hola, si no que se quedo callada como no creyendo ver mi presencia la miré y lo único que dije fue: ¿Estuvo buena la tertulia no?, ella desconociendo mi término pero sospechando a lo que me esta referido dijo: sólo estuve hasta las dos de la mañana bailando en casa de una amiga…. La mire y di un carcajada y con voz de militar le dije vamos, ¿A dónde?- preguntó, tú sólo sígueme y nos fuimos de aquel lugar que era peligroso para ambos.
. De camino ella me beso yo también quería hacerlo pero había algo que no me gustaba... llegamos a un hospedaje y casi por costumbre las prendas que llevábamos puesto empezaron despojarse una a una, los besos que tanto estaba extrañando empezaron a apoderarse de mí, mis manos por fin pudieron sentir su cuerpo y las de ella comenzaron a envolverme entre sus cabellos esos instantes sólo fueron pocos y cuando creí que ya había obtenido lo que cualquier hombre deseaba me di cuenta que aún mi cuerpo la necesitaba... ella me comprendía y me abrazaba como queriendo que nadie nos separe. Las horas en aquel cuarto trascurrían de una manera misteriosa al final cuando nuestro lecho se convirtió en testigo de aquel encuentro nos pedía que abandonáramos el lugar, pero ella se aferraba a mí con más intensidad y yo me alegraba por ello.
Seguimos recostados en aquella cama de plaza y media sin decir nada sólo besándonos como dos extraños que se encuentran un tarde para cumplir un deseo o fantasía, sin embargo yo la amaba pero no le decía.

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Aquel extraño sábado lucía desolado y aburrido pero no nos importaba ya que nosotros estuvimos encerrados casi todo el día, el único instante que salí fue para llevar a mi joven amor a su casa, la manecilla del reloj nos señalaba un cuarto de hora para la media noche… mientras caminábamos sujetados de la mano su rostro reflejaba una gran alegría pero a la vez una enorme preocupación por el tiempo, es allí cuando le abrase y le dije que era la persona más especial en mi vida. Suena cursi, pero en verdad eso significaba en aquel momento.
Otra vez en la habitación de este hospedaje mi mente empezaba desear que sea otro día para que la musa de mis terribles anhelos venga a visitarme.
Este domingo no era un día normal... me encontraba lejos de casa y solo deseaba que ella llegue, pasaban las horas y ninguna señal de ella me visitaba la espera era cansada hasta que el timbre alto de mi celular comenzó a gritar, era ella y me pregunto si aun seguía ahí la respuesta fue de inmediato que si y ella con una voz casi llorosa dijo ya voy y colgó.No pasaron muchos minutos y su presencia en esta habitación ya se encontraba, su rostro esta pálido como un reflejo lunar y en su cuerpo había vestigios de un cruel castigo, me abrazo y me dijo que nadie nos separa lamentablemente aquella frase no se cumpliría días mas tarde no se si por mí o por ella sólo paso y no diré mas para no arruinar este relato

Entre besos que quedaban en el espacio alquilado ella me pedía que suspenda mi viaje que me quede con ella, sin dudarlo accedí a su pedido y nos envolvimos en un abrazo fingido talvez, pero si muy necesario en aquel momento. La clandestinidad ya no me gusto y decidí salir con ella a caminar por aquellas calles gastadas y lluviosas para que fueran testigos de aquel amor que todo el mundo prohibía pero que en cierta forma tenían razones suficientes para hacerlo, la edad talvez o una distancia que parecí agrandarse máximo con los días de ausencia.
Los días trascurrían uno a uno y las horas que pasamos juntos eran fugases, pero como no todo es color de rosa, una noche mientras contemplábamos desde un mirador la ciudad que se oponía a nosotros, una gran discusión empezó nacer. El motivo ya ni me acuerdo, mas si recuerdo que lo que nos dijimos término por estropear el día que habíamos pasado, el dolor empezaba apoderarse de mi pero tenía que fingir que lo dicho por aquella mujer en proceso de madurez no me afectaba en lo absoluto, de pronto cuando todo parecía demostrar que el romance acabaría aquí, una lágrima comenzó a deslizarse entre sus mejillas luego callo otra y con voz de furia ella me dijo adiós, la sujete fuertemente y no permití que se vaya luego ella se dejo caer y con la rabia de mujer herida dijo “ vete a la mierda “ supongo que todos hemos dicho eso en algún momento, pero la forma en que lo dijo con el odio que reflejaba sus ojos hicieron que mi mano golpe el rostro que antes había besado. Con aquella mano que en muchas veces la acaricio y que hoy por estupideces del destino la maltrataba... hay que golpe dicen que no hay dolor más grande que el de un ser que sufre por dentro es casi incurable y este dolor lo sentía por haber permitido que la furia me gane, yo no quería que ella se vaya y ella auque no lo decía deseba que yo impida su partida de algún modo. Un beso a la fuerza y un abrazo casi correspondido hicieron que las palabras dichas se esfumaran en este cielo despejado ella aún me amaba y yo esta vez sí pude pronunciar lo mismo.Para muchas parejas el sexo es fundamental, en cambio para nosotros no pero aquella semana que nuestros cuerpos permanecieron juntos como un matrimonio joven ambos decidimos conquistar los dominios del gran Eros para poder atravesar cualquier límite que se nos podría cruzar, en este camino ya de por sí peligroso.Era ya el ultimo día y ambos sabíamos que teníamos que disfrutar estas horas como nunca antes. Decididos a cumplir con nuestros deseos nos enrumbamos por una ruta desconocida y desértica, eran las 10 de la mañana de un vienes que yo deseaba que nunca acabara, mi traje lucía sucio y el de ella reluciente, parecía un cuento de aquellos antiguos que por título llevaría “la dama y el mendigo” el sólo pensar en eso hace que me ría y ella desconozca el ¿por qué?
Sin darnos cuenta nos habíamos alejado de la ciudad y una carretera no transitada y olvidada era nuestro laberinto, el sonido de un rió cerca hizo que ambos deseáramos estar ahí así que caminamos a donde el ruido de un manantial desconocido que nos guiaba.Enormes piedras y un singular bosque en medio de la nada nos daba un recibimiento, mariposas de varios colores nos rodeaban y justo cuando alce la mirada hacia arriba observe el gran chorro de agua que parecía caer del cielo sin saber habíamos llegado a una sensacional catarata, pequeña eso sí, pero tan bella como el día que cada minuto mejoraba su estación.
Sólo el sonido de unas aves, desconocidas para mí, e insectos que jamás creí que existiesen nos acompañaban y una vez más sin nada más, que el deseo de permanecer juntos cedimos a una tentación dulce de hacer que ese día no pase desapercibido para nuestros cuerpos y empezamos a efectuar la transportación de sentimientos emociones y caricias… ella parecía nerviosa pero yo lo estaba más, pero tenia que fingir estaba sereno para no preocuparla de enseguida ella cayo al suelo, pero lo hizo tan lentamente, que me dio tiempo para respirar y poder imaginar de que manera podía estar más dentro de ella… sus ojos empezaron a cerrarse y los míos desean poder observar más de lo que ya contemplaban, era un sensación única que cada beso dado inmortalizaba más aquel acto.
Aquellos testigos, mosquitos, no dejaban de querer participar también en este ritual de pasión pero nada era obstáculo para impedir lo inevitable nuestros cuerpos se deseaban y se necesitaba, y ya sin poder decir nada solamente decidimos hacer lo que ninguna mente podría imaginarse… en esos instantes por fin encontré la felicidad y no fue suerte…porque ella me ayudó hallarla.
Una vez mas callados... el agua nos invitaba a sumergirnos y yo no tenia ropa de baño ni mucho menos ella, eso si que es un gran problema... pero ya entre ambos todo estaba dicho y ninguna parte de nuestro cuerpo era descocido así que en una replica de Adan Y Eva ambos decidimos mojar nuestros cuerpos en aquella agua cristalina que la naturaleza nos ofrecía….mientras reíamos y nos sumergíamos en aquel río nos dimos cuenta que frente a nosotros se hallaba una gran roca que parecía una gran cama presidencial .. una tentadora seducción así que no pudimos dejarla de lado, gracias a nuestros cuerpos húmedos y un sol abrasador hicimos el amor de una manera tan extraña que podía haberse utilizado como guión para una película de Tito Brass…jajaja suena gracioso pero bueno son anécdotas, no daré más detalles porque podría apostar que no creerían lo que narro sólo les diré que no sé si en otro momento de mi vida pueda lograr experimentar lo que en esos minutos alcance y si en verdad existe el paraíso yo ya llegue ahí después de ese día...
De camino a la ciudad reímos ambos por lo ocurrido, sin saber que hasta hoy ya no reiríamos juntos nunca más… un beso prolongado y un mañana te llamo fue el adiós y ella no se dónde estará y yo aquí recordando cada noche en esta habitación los días que por la constelación de los astros o por la plegaria de un Dios pude disfrutar.
Escrita por: edac