miércoles, mayo 4

La Pregunta






Alguna vez leí que la oscuridad no existe, que simplemente era la ausencia de luz, también leí que frió no existe que simplemente es la ausencia de calor y mientras aquellos recuerdos empiezan a llegar como emails a mi cabeza mi vista se pierde en la tétrica pantalla de este monitor, tras el silencio sepulcral de esta noche fría, bajo el mismo cielo que hoy cobija una alma inquieta que espera la respuesta de aquella pregunta que jamás será contestada. 
De pronto el bostezo de un animal con traje negro y nariz húmeda me dice no estás solo, me mira atentamente bajo las sombras y baja la cabeza despacio, camina hacia mí y reposa debajo de la mesa, con una serenidad envidiable su mensaje fue claro “aquí estaré hasta cuando tú lo decidas”.
Y retomando a la memoria entonces puedo decir que la soledad no existe, es solo la ausencia de quienes deseamos que estén pero no lo están, entonces como confirmación de mi osada afirmación caen gotas con sabor a llanto, como si aquel cielo lamentara la condición de su hijo o simplemente quiere purificar la tierra que aún sigue maldita.
Charles Baudelaire escribió en un poema “Raza de Caín en el fango cae y miserable muere, Raza de Caín, tu suplicio ¿tendrá un final alguna vez?”.
No quiero terminar estas líneas con rebeldía, solo quiero una copa de vino tinto y entre las cenizas de un cigarro me sigo haciendo la misma pregunta…

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